En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

miércoles, 11 de abril de 2018

Indicios de hipo – Philip Hensher





     En 1922 Charles Osborne, nacido en 1894 y muerto en 1991, sufrió un ataque de hipo que no terminó hasta 1990. Seguramente hubiera preferido no entrar en el Libro Guiness de los Récords. O, al menos, no así.

     John Carrington joven «indexador» ingles (sí, un tipo que se gana la vida haciendo índices) se encuentra una buena mañana con que su esposa lo ha abandonado y que, a falta de mejor lugar donde irse, se ha largado a dar la vuelta al mundo. Al pobre diablo el soponcio le provoca un ataque de hipo que amenaza con emular al de Charles Orborne.

     La situación le da pie a reflexionar sobre sí mismo: John se considera un tipo de lo más normal y razonable, a esa conclusión llega tras la explicación de sus pintorescas costumbres, aunque, según lo va conociendo, al lector no se lo parece tanto. El abandono de su esposa también le permite a John buscar una nueva vida en la que, amén de acabar con la casa como una cuadra, contacta con algunas personas más o menos estrafalarias, lo cual no solo podría haber dado más de sí, sino que, dada la evolución de la novela, parecen encuentros un tanto forzados y que nada aportan. Durante un buen número de páginas la novela parece navegar con poco ritmo hacia esas aguas, mecida por un humor suave, levemente irónico, procedente de la diferencia entre el modo en que el protagonista se ve a sí mismo y la realidad que poco a poco va mostrando, que incluye manías extravagantes, un pluriempleo singular y una opinión de sí mismo peculiar. La historia mejora sustancialmente pasada la mitad del libro, con algunas reflexiones brillantes al hilo de un asunto familiar que tiene poco que ver con la situación del indexador: el trágico final de una de sus hermanas, asesinada cuando él solo era un niño. En esta segunda mitad también se amplía la perspectiva de la historia, puesto que conocemos la mirada de la esposa; es esta parte, además, los desdibujados secundarios que aparecen al principio se esfuman sin que se les eche de menos, con una sola excepción que parece estar en la historia solo para que pase algo entre el principio y el final.

     Una lectura que, tras ese comienzo titubeante, deja una buena impresión. No es poco, pero tampoco mucho.



  

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