En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Regalar novelas de humor



         Anoche leí una frase sobre regalar libros, y recordé algunas cosas.

Hablando de novelas de humor, esas novelas tan raras en las que cualquier historia y argumento son válidos para sustentar lo importante, el espíritu, cuando alguien te pide que le dediques a otra persona un ejemplar, detrás del obsequio que le va a hacer suele haber más que cariño. Hay una conducta, algo superior al mero gesto que supone un regalo o una dedicatoria.

Diferencio conductas frente a gestos porque sé que las personas que han regalado mis libros a quienes estaban afrontando enfermedades, accidentes, problemas familiares o laborales, lo han hecho no como el gesto de afecto implícito en tantos regalos, que a menudo se agota en sí mismo, sino como un paso dentro de algo más elevado: una conducta, una preocupación activa que comenzó hace tiempo y seguirá después. Ese regalo, sin lectura, no es nada, porque su objetivo no es decir algo con el «gesto».

Lo mismo opino de las personas que regalan novelas de humor a quienes, simplemente, saben disfrutarlas. El cariño sin generosidad a veces está peligrosamente cerca del egoísmo: la mayoría de los libros, como los paraguas, las corbatas, los perfumes o los ramos de flores, se regalan para decir o pedir algo: me acuerdo de ti, te tengo presente, recuérdame. En cambio un libro de humor, ese género tan atípico, es uno de esos presentes en los que apenas se repara hasta que no se comienza su lectura; pero entonces quien en realidad hace el regalo es el lector con su sonrisa y buen humor. Eso es lo que deseó quien no quiso regalar un libro ni un rato de entretenimiento, sino unas horas de alegría.

Casi nada.

  


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