En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

jueves, 17 de octubre de 2013

La hoja roja – Miguel Delibes


Los librillos de papel de fumar contienen una hoja roja que indica que solo quedan cinco hojas más. A Eloy, el funcionario municipal protagonista de esta novela, le ha salido la hoja roja en la vida: se ha jubilado y, según decía un amigo suyo ya fallecido, la jubilación es la antesala de la muerte.
Estamos en la España de los años cincuenta, donde la mayoría de la gente se jubilaba a los 70 años (como Eloy) y había una esperanza de vida de cuatro o cinco años  más.
¿Y qué ocurre cuando uno muere? Que la vida lo ha dejado atrás. Pero es que la vida nos está dejando atrás desde el mismo momento en que nacemos, lo cual queda tristemente de manifiesto en la jubilación de Eloy: lo que para él es un acto emotivo, de reconocimiento a medio siglo de trabajo concienzudo, para los demás es un trámite, una formalidad, una anécdota inmediatamente olvidable en medio de un día a día que no se detiene. Una palmada en la espalda al jubilado y a otra cosa. Cincuenta años de trabajo y al día siguiente apenas queda rastro el paso de Eloy por la oficina, como si el paso de los hombres fuera barrido por el tiempo tan pronto como desaparecen de la escena. 
Eloy está viudo. Tiene un hijo notario en Madrid y otro que murió a los 22 años. Cuida de Eloy una muchacha recién venida del pueblo, Desi. Buena persona y más bien feúcha, que aspira a casarse con el Picaza, un muchacho del pueblo también poco agraciado, buen cantante y con un carácter bastante impulsivo.
Miguel Delibes. 1920-2010
De los amigos de Eloy ya solo queda uno, Isaías. Juntos pasean a diario. Eloy vive en sus recuerdos, pocos y repetitivos, como reiterados son los temas de conversación entre los amigos, los argumentos que utilizan, e incluso las frases con que los expresan. El proceso de envejecimiento es relatado por Delibes con maestría, y corre parejo a la forma en que la soledad aumenta: la soledad del ser humano a la hora de enfrentarse a la muerte y la soledad a que se ve abocado porque sus amigos han desaparecido y los más jóvenes tienen demasiada prisa por vivir su propia vida como para fijarse en los abuelos que andan “con sus cosas”. Aunque, como he dicho antes, ese proceso comienza el mismo día en que nacemos: de hecho Eloy, cuando se jubila ya ha dejado atrás lo más importante: a su mujer fallecida, a su hijo fallecido, a su otro hijo que lleva su vida en Madrid, a una buena parte de sus amigos... La jubilación es solo el último nexo, o casi, que lo separa de la soledad completa, que es la que se siente al mirar cara a cara a la muerte. La jubilación, para Eloy, repito, es hoja roja del librillo de la vida.
Pero paralelamente al discurrir de esos tristes días en los que Eloy ve acercarse el final, Desi vive su vida y sus ilusiones, pese a las colegas que bajo la cobertura de una supuesta amistad tratan de menguar la felicidad ajena para no sentirse más desgraciadas que el resto. Desi vive razonablemente contenta y esperanzada, y más el día en que el Picaza llega del pueblo para hacer la mili en la ciudad.
Uno y otra, Eloy y Desi, afrontan cada uno a su manera el miedo a la soledad (que en el viejo podría desembocar en el terror y en la muchacha en la sensación de fracaso) aunque son las circunstancias, y no la propia voluntad, las que conducen a cada uno a una situación. El final, emotivo, lo sabrá quien lea esta magnífica historia.
Y termino diciendo algo que creo haber señalado ya en alguna otra ocasión en este blog: Delibes no solo tiene obras inolvidables, sino que a lo largo de su trayectoria  –al menos en lo que he leído- siempre mantuvo altísimo el listón. Y sin alardes ni florituras. Uno de los mejores. Un lujo.

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