En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

lunes, 6 de mayo de 2013

Dejen todo en mis manos - Mario Levrero




Dejen todo en mis manos (1998) es la última de las tres contenidas en el volumen de Alianza Editorial titulado Nick Carter se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo y otras novelas, de Mario Levrero. Es, también, la novela más “normal” de las tres. Y es, sobre todo, una gran novela breve.
El narrador, que habla en primera persona, es un escritor que acude a su editor en busca de un anticipo de su última obra. La cual es calificada como tantas otras: “muy buena, pero...” La consecuencia es que el protagonista está con una mano delante y otra detrás. Por eso no duda en aceptar el trabajito que el editor le encarga: localizar al autor que le ha enviado cierto genial manuscrito. Y es que la editorial ha recibido una obra maestra, pero solo tienen dos datos para localizar a su misterioso autor: el lugar que consta en el matasellos, y el nombre con que firma: Juan Pérez. Como si hubiera pocos Juan Pérez en el mundo.
Así que el protagonista coge un autobús y se larga a la población del matasellos, una pequeña localidad de interior, donde se aloja en un hotelucho. No tarda en contactar con Juana Pérez, hermosa mujer que se saca un sobresueldo como prostituta, y de la que queda prendado entre otros motivos porque “el amor es el recurso supremo de los ociosos”, y el caballero no tiene mucho que hacer en semejante lugar.
La soledad, los palos de ciego, la forma en que se evapora el dinero, van acelerando el proceso por el que el escritor, que ha ido allí buscando a un autor, siente la necesidad de encontrarse a sí mismo, de darle un sentido a su conducta, y es precisamente la renuncia a hacerlo, por incapacidad, lo que precipita el final de la novela.
Pese a estar en el mismo volumen que Nick Carter... y La Banda del Ciempies, Dejen todo en mis manos nada tiene que ver con ellas. Ni en el argumento, ni en el tono. Y tampoco en el humor, aquí mucho más espaciado, más sutil y vinculado a la opinión que el protagonista tiene de sí mismo, un humor casi al margen de la historia.
Una obra muy bien escrita, entretenida, no inocente, y que se lee de un tirón.

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