En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

lunes, 23 de julio de 2012

Perro vagabundo busca a quién morder – Julián Ibáñez



Magnífica novela negra centrada en Bilbao, a finales de la primera década de este siglo, en plena tregua de ETA. Allí, un policía nacional recibe un extraño encargo: investigar la desaparición de una adolescente. Todo apunta a una fuga voluntaria, pero lo extraño de la misión radica en que el asunto es competencia de la policía autonómica, y, para colmo, el policía está destinado en extranjería, un departamento que nada tiene que ver con esos asuntos. Todo apunta a que el comisario conoce al padre, y la vinculación a extranjería se viste con que la chica, a pesar de ser de nacionalidad española, es de origen extranjero.

La primera noche el policía hace lo normal en estos casos, y eso le lleva a averiguar que el padre, antes de ser un rico empresario estuvo en la cárcel por diversos asuntos. Pero quien de verdad le impacta es la madre.

Cuando al día siguiente le comunican que la chica ha aparecido, el policía se resiste a dejar la investigación (que, recordemos, difícilmente era competencia suya) solo para seguir viendo a la madre.  Cierra formalmente el caso, pero sigue investigando por su cuenta, lo que compatibiliza, al igual que casi todos sus compañeros, con trabajitos en negro en una agencia de detectives. Trabajitos ante los que los superiores hacen la vista gorda.

El asunto se complica cuando poco después la niña es asesinada. El policía, sin esperarlo, se ha metido en un lío: el informe con el que cerró el caso no refleja todas las actuaciones que ha hecho. Las omitió porque no es competente para investigar, y porque las hizo a su aire solo por ver a la madre.

Es así como el personaje se pasa a ser, sin pretenderlo, parte actora del crimen, convirtiéndose en una suerte de potencial víctima inocente. O no tan inocente, porque no repara en huir hacia delante sin sujeción a norma de ningún tipo.

Todo transcurre, además, en un tenso ambiente entre la policía autonómica y la nacional; y entre los policías nacionales entre sí, que a cuenta no se sabe si de las aspiraciones o de los trabajitos para la agencia de detectives, pocas razones tienen para confiar los unos en los otros. Un ambiente desagradable, donde nadie es amigo de nadie, donde todos ocultan algo a todos. Donde el cumplimiento del deber a menudo choca con los intereses personales, donde el terrorismo, además, crea dos clases dentro de la policía (estar en la antiterrorista o no estarlo) aunque de una forma u otra acaba afectando a todos.


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